Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático. Su funcionamiento está regido por un conjunto de reglas que los ordenan. La Unión Cívica Radical es una de las pocas instituciones de la democracia argentina que funciona efectivamente como un partido político, eligiendo a sus autoridades democráticamente por el voto de sus afiliados. Formar parte de un partido conlleva la aceptación de presupuestos mínimos sobre su funcionamiento. Son las reglas de juego. La convención nacional y provincial respectivamente definen democráticamente un proyecto político y un esquema de
alianzas electorales. Y las decisiones de la Convención NO SON UNA SUGERENCIA. Son un mandato concluyente a todos los dirigentes para orientar la acción política y la estrategia electoral.
Es este funcionamiento el que nos ha permitido construir una historia en nuestros más de 120. Sin embargo, parece ser que algunos dirigentes no entienden cómo funcionan los partidos, y creen que el radicalismo es como una prenda de temporada, que pueden sacarse de encima cuando ya no les queda cómoda.
Las decisiones de la Convención NO SON UNA SUGERENCIA. Son un mandato concluyente a todos los dirigentes para orientar la acción política y la estrategia electoral.
Aparecen así los “cuentapropistas de la política”. Los que creen que sus propios intereses personales justifican cualquier movimiento, que van saltando de partido en partido. Los ventajeros y oportunistas que quieren estar en todos lados al mismo tiempo para asegurar su propio destino personal.
La Unión Cívica Radical es un partido nacional que representa un conjunto de ideas, valores y principios a lo largo y ancho del país. No es una confederación de partidos locales en la que cada dirigente pueda tomar el camino que le plazca. No debe haber lugar en la Unión Cívica Radical para los cuentapropistas de la política.
En política y en democracia todos los ciudadanos son libres de participar en el proceso electoral. Cada afiliado tiene la libertad de hacer lo que considere más adecuado en el ejercicio de sus derechos políticos. Lo que no se puede hacer, bajo ningún punto de vista, es dejar afrontar las consecuencias de los propios actos.
Aquí nadie ha echado a nadie. Quienes decidieron representar a otros partidos han decidido irse del radicalismo en ese mismo acto.
Frente a un escenario tan grave como el que le toca transitar a la Argentina, y en un momento en el que la sociedad necesita claridad en la posición de sus dirigentes no se puede, ni se debe, pretender estar en los dos lados al mismo tiempo. A aquellos que decidieron irse de la Unión Cívica Radical les toca afrontar con madurez las consecuencias de sus decisiones.
Es harto evidente que quienes decidieron ser candidatos en representación de otros espacios han dejado de pertenecer a nuestro partido. Luego de un largo debate, el Plenario de Delegados y la Mesa Ejecutiva del Comité de la provincia de Buenos Aires sólo ha formalizado una situación de la que sólo son responsables quienes se pusieron a sí mismos en esa posición. Y cada uno de estos afiliados tiene el derecho a apelar la resolución si considera que vulnera sus derechos.
A aquellos que decidieron irse de la Unión Cívica Radical les toca afrontar con madurez las consecuencias de sus decisiones.
Aquí nadie ha echado a nadie. Quienes decidieron representar a otros partidos han decidido irse del radicalismo en ese mismo acto.
Los que se fueron, se echaron solos. Cada uno de los dirigentes que decidió integrar las listas de otros espacios debilitaron el proyecto de la UCR y de Juntos por el Cambio en el orden local, provincial y nacional. Fueron funcionales al kirchnerismo.
La decisión de formalizar la salida de quienes decidieron irse, no hace más que ratificar y demostrar de manera categórica que la UCR es un partido organizado, decidido a recuperar el gobierno, y que defiende a sus candidatos, dirigentes y militantes que SI respetan las reglas de juego.
Por Horacio Barreiro* para radicales.org
* Horacio Barreiro es abogado y ex subsecretario de trabajo de provincia. Fue Presidente de la JR de la Prov. de Buenos Aires entre 1989 1991 y Convencional Nacional y Provincial.