El 10 de septiembre de 1976, a cinco meses del golpe de Estado que daba comienzo a la época más oscura de nuestro país, era asesinado Sergio Karakachoff, dirigente radical, abogado y periodista.
La represión ilegal estaba en auge. En este caso, el día anterior las fuerzas del terrorismo de Estado lo habían secuestrado en su estudio, ubicado en la ciudad de La Plata.
Junto a Karakachoff también fue víctima Domingo Teruggi, socio de su estudio, otro activo militante pero del socialismo platense.
El “Ruso”, tal su apodo, dejó su impronta con la fundación de la Junta Coordinadora Nacional en 1968, la línea interna con la que Raúl Alfonsín enfrentó a Ricardo Balbín en la conducción del radicalismo.
Era la agrupación que congregaba a los jóvenes radicales, que tenían como objetivo la reorganización partidaria después de que Juan Carlos Onganía derrocara al presidente Arturo Umberto Illia.
Junto a Karakachoff emergían Luis “Changui” Cáceres, Marcelo Stubrin, Juanjo Cavallari, Ricardo Campero, Héctor Velázquez, Mario Losada, Ramón Mestre, Jorge Wandelow, Guillermo Aramburu y Néstor Golpe, entre otros.
Karakachoff había nacido en 1939, en La Plata. Comenzó a visitar los comités radicales desde muy joven, fue gestor de la Federación de Estudiantes Secundarios y participó de la fundación de Franja Morada, la rama universitaria de la UCR, creada en los 60.
En 1972 fue Convencional Nacional de la UCR, donde se destacó como uno de los redactores de la Plataforma Electoral de 1972. Y en 1975 integró la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y presentó cientos de habeas corpus en defensa de los detenidos-desaparecidos luego del golpe de Estado.
Con la llegada de los militares al poder, Karakachoff continuó aferrado a la bandera de los derechos humanos, hasta que un cuadro de civiles armados primero llegó hasta la guardería a la que concurrían sus hijas, luego a la casa de Teruggi a quien secuestraron en ese instante, y finalmente a él, que al enterarse lo sucedido con su socio y amigo fue igualmente hasta el estudio, de donde finalmente desapareció.
Karakachoff y Teruggi aparecieron ametrallados a la vera de la ruta 36, en una zona rural del partido de Magdalena, al día siguiente.
Una multitud de militantes concurrió al sepelio, entre ellos Ricardo Balbín y Raúl Alfonsín. Fue un desafío en medio de la tensión reinante, llegándose a escuchar disparos al aire de los parapoliciales que intentaban amedrentar para disipar a los concurrentes al velatorio.
Este, como muchos otros casos, 46 años después el crimen continúa impune.