
La Ley 26.791, que incorpora al Código Penal la figura del Femicidio fue sancionada en la República Argentina el día 14 de noviembre de 2012. Esta modificación al artículo 80 del Código Penal agravó la figura del homicidio, cuando el mismo sea causado en un contexto de género, aplicándose también la pena perpetua para los Femicidios vinculados.
Existen en nuestro ordenamiento jurídico una serie de instrumentos internacionales aprobados y ratificados por el Estado, y un correlato a nivel nacional y provincial que protege y ampara a las mujeres contra la Violencia de género.
El femicidio es la expresión más atroz y brutal que tiene la violencia de género.
La violencia hacia las mujeres es una situación que atraviesa al mundo sin diferencias de clases sociales, religión o ideología. Miles de mujeres han muerto y mueren en el mundo producto de la violencia machista.
Una mirada más amplia de la temática Femicidio se viene dando en los últimos tiempos y que ha tomado trascendencia a través de una mayor concientización en nuestro país, que consiste en abarcar un concepto más integrado de víctima en un contexto familiar.
Hoy quiero reflexionar sobre las “Víctimas colaterales del femicidio”.
Las niñas/niños y adolescentes que -si bien no perdieron la vida en tales circunstancias violentas, padecerán en toda su existencia las consecuencias de ese acto de femicidio: Ellos son en primer lugar, los hijos/as de las mujeres asesinadas pero, en una ampliación mayor del contexto, también serán los padres, los hermanos, en general, el entorno familiar que quedarán impactado física y psicológicamente por la pérdida del ser querido en circunstancias de suma violencia y por obra de quien era su compañero y padre de sus hijos.
Pero sin lugar a dudas, la atención mayor debe estar puesta en los hijos/as de las VÍCTIMAS -ellos representan el futuro-, muchas veces testigos involuntarios de situaciones reiteradas de violencia familiar, en las que también pudieron ser maltratados como responsables de situaciones de conflictos.
Las víctimas colaterales son niños/as que quedaron huérfanos de madre y cuyos padres terminaron presos, prófugos o se suicidaron. Estas víctimas desde el mismo momento del femicidio de su madre transitan un derrotero cargado de dolor, incertidumbres, y falta de certezas. Las niñas/niños que muchas veces son testigos presenciales de la muerte de su madre o se encuentran con la escena del crimen, deben reinventarse, proyectarse y continuar viviendo. Esa nueva vida que deberán llevar adelante, será en un hogar diferente, algunas veces son institucionalizados, otras veces separados de sus hermanos/as, y en el mejor de los casos encuentran refugio en los familiares más cercanos. Entre enero y mayo de este año 147 hijos/hijas quedaron sin madre. (Datos de la ONG “Casa del Encuentro”).
En el año 2018 el Congreso nacional aprobó la Ley 27452 “Reparación económica para niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia familiar o de género”. Reconoce el derecho a cobrar una suma mensual y a tener cobertura de salud”. Esta ley tiende a brindar una reparación para que las víctimas colaterales puedan continuar con su vida, tal como lo había proyectado su madre, o al menos para proyectar un futuro diferente. Logra la cobertura en asistencia de una obra social, de terapia y una reparación económica. No es una pensión ni un subsidio ni una ayuda. Simbólicamente no es lo mismo, sino una suma que colabore en la reparación del daño que sufrieron. El monto que establece la ley es el equivalente a la jubilación mínima más los incrementos anuales y deberá ser compatible con otras prestaciones que reciban las víctimas colaterales (por ejemplo, la asignación universal por hijo).
Lo interesante es que la ley no sólo considera los casos en los que el padre de esos niños/as haya sido condenado. También prevé una reparación económica si los padres fueron imputados o procesados.
La sola sospecha de la Justicia de que un hombre cometió el femicidio deja a los niños desamparados. Ante el hecho de que el padre sea investigado por haber matado a la madre, ya supone que esos chicos vivieron años de violencia hasta que se llegó a su máxima expresión: El Femicidio. – Sandra París –
Desde el año 2015 han transcurrido hasta la fecha han transcurrido 7 años que surgió el movimiento ≠Ni Una Menos, desde ese momento hasta la fecha se han computado 2361 (dos mil trescientos sesenta y uno) hijos e hijas que quedaron sin madre, según los datos llevados adelante por la ONG “Casa del Encuentro”.
Debemos continuar concientizando a la sociedad acerca de este flagelo y debemos generar prevención. Hoy 3 de junio el lema ≠Ni Una Menos nos vuelve a interpelar y nos vuelve a comprometer con el tema. Debemos generar acciones y políticas públicas desde el lugar de responsabilidad que cada uno de nosotros ocupamos en la sociedad para terminar con esta violencia.
Para finalizar quiero compartir un escrito Eduardo Galeano: “Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”.
Sandra París
Abogada, Diputada Provincial (MC)
Docente Ordinaria de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (UNLP)