Con la guerra Rusia-Ucrania se van a salvar aquellos países que tengan energía y alimentos, porque este conflicto será prolongado”, dijo el politólogo Andrés Malamud, que disertó invitado por la Comisión de Formación Política y Gestión Pública de la UCR de Rauch.
“Tendrán que exportar y encontrarán una mayor demanda de los mercado -agregó-, porque por ahora con esta guerra todo indica que hará que la división Oriente-Occidente se acentúe y provoque en el futuro alguna inestabilidad en África, no así en América Latina”.
En el Ciclo de Charlas “José Gabriel Dumón”, para la Formación Política, referenció el contexto creado por la Guerra entre Rusia y Ucrania, y las consecuencias que puede tener para la democracia y, en especial, para nuestro país.
Malamud hizo una detallada descripción del conflicto, mostrando mapas de Europa de antes y ahora, especialmente de Ucrania. También lo hizo cuando explicó sobre la importancia de la geopolítica basada en el impacto económico. “Los mapas en Europa cambian permanentemente y con esto también habrá modificaciones. Vladimir Putin creyó que con su ingreso a Ucrania iba a ser recibido con honores, pero está llevando a que la OTAN crezca”.
Sostuvo que “la relevancia de esta guerra es que nos vamos a dar cuenta de la economía real. A Rusia lo sancionaron por todos lados, sin embargo la economía sufre pero no cae. Cuba, Irán y otros están sancionados hace muchos años y se la bancan. Nosotros tendemos a pensar que la energía moderna es pura innovación, tecnología, puro servicio y la medimos de esa manera. Pero en caso de crisis lo que importa son los sectores primarios y secundarios, cuánta agricultura y cuánta industria tenemos, y eso se manifiesta como reserva de valores. El petróleo y el oro se fueron hacia arriba, las Bolsas y el Bitcoin se fueron hacia abajo. Cuando hay guerra, lo que se muerde tiene más valor que lo intangible. En paz valoramos los servicios, en guerra valoramos cuánto vale la materia”
Otro aspecto saliente de su alocución fue resaltar la “desglobalización”, considerando que para el futuro la región, especialmente Latinoamérica, “está más claro que se fragmente. De Panamá hacia arriba dependerán de Estados Unidos, les guste o no. Y de Panamá hacia abajo está por verse”.