Se cumplen 111 años del nacimiento de Florentina Gómez Miranda, una luchadora incansable por la igualdad de los derechos de las mujeres y por la educación.
Fue una distinguida militante de la Unión Cívica Radical, de activa participación a lo largo de su vida, y que innumerables de oportunidades expresó su orgullo de protegerse con la bandera del radicalismo.
Una de las frases más emblemáticas fue “tengo una raíz que nadie, ni siquiera cuando desaparezca, la puede cambiar. Es la exigencia de ser radical…, radical de raíz”
Llegó a ocupar una banca en la Cámara de Diputados de la Nación durante dos períodos. Allí presento más de 150 proyectos, destacándose por sus intervenciones durante el tratamiento y la aprobación de las leyes de patria potestad compartida, de igualdad de los hijos extramatrimoniales y de divorcio vincular.
Florentina nació en Olavarría el 14 de febrero de 1912. Con los años fue maestra y abogada. “Atesoraba el saludo del presidente Hipólito Yrigoyen en la Rosada cuando obtuvo su título de Maestra Normal Nacional”, reseñó en una de sus evocaciones el periodista Rodrigo Estévez Andrade.
“Viajó a La Plata desde su Olavarría natal para estudiar odontología porque al frente del aula descubrió que los chicos tenían mal estado bucal. Pero la carrera era presencial y ella no quería abandonar a sus alumnos. Entonces eligió derecho, que se podía cursar y rendir libre”, escribió sobre quien sostenía que “educar era difícil porque era crear hábitos buenos”.
También la recordó por transformarse en oradora habitual del radicalismo de la resistencia. “Actos relámpago y a escapar de la policía brava del peronismo. En 1954 la exoneraron. La copia de la resolución, firmada por el propio Juan Domingo Perón, estaba enmarcada en su casa”.
Falleció el 1º de agosto de 2011, llegando a participar hasta sus últimos días de la vida partidaria. Sus restos descansan en el Panteón de los Caídos de la Revolución del ´90, en el Cementerio de la Recoleta, siendo la primera mujer en acceder a ese honor.