A nivel partidario su precandidatura cumple más que holgadamente la expectativa de representar la síntesis del proceso de recuperación del radicalismo y sintetiza la expectativa de gran parte de la sociedad. Por lo que presenta en ideales, compromiso y vocación por la cuestión pública, pero también por lo que significa para la oxigenación del sistema político. Volvemos a ser competitivos en la Provincia de Buenos Aires y encender la llama de una esperanza nacional.
Es una figura que encarna la Argentina que viene, la que vamos a buscar y queremos construir, trabajando por los intereses que nos unen, reivindicando lo que compartimos y lo que queremos lograr como comunidad.
Partimos de un fuerte consenso: queremos una economía más amplia, diversa y comprometida con movilidad social, porque vivimos un modelo económico y productivo agotado en su capacidad de crecimiento y desarrollo.
Necesitamos tener un horizonte compartido, un sueño y un objetivo en común para todos. La búsqueda del bien común será la que guíe y atraviese nuestras políticas.
Es el tiempo de diseñar futuros, de pensar, imaginar y abrazarlo. De manera más activa y comprometida, sobretodo en este tiempo impregnado de problemas tan profundos y caros a nuestra sociedad. Las crisis representan, también, oportunidades y ahí tenemos las oportunidades de pensar políticas públicas para la Argentina que se viene.
Sabemos que la construcción de futuro requiere del equilibrio entre realidades presentes, y escenarios posibles y deseables. Pero sobretodo requiere de objetivos claros para los próximos años, en grandes temas de agenda pública: educación, salud, género, medioambiente, ciencia, producción y economía.