“Vale la pena recordar que un rol de la dirigencia política es trabajar para evitar la crisis o, al menos, evitar su agravamiento. No para alentarlas o promoverlas”, fue parte del mensaje del diputado nacional Fabio Quetglas durante las sesiones del Parlamento argentino para el tratamiento de la Ley de Bases.
Con claridad y bajo conceptos políticos conscientes, Quetglas explicó por qué no se rechazó la propuesta del Gobierno nacional, más allá de las modificaciones que tuvo: “Sencillamente un proyecto de ley fuera de escala, que parece más una pieza comunicacional que el pilar de una transformación consistente. Porque hay que separar la paja del trigo. Todos lo poderes del Estado en Argentina debemos dar un mensaje de responsabilidad. Si en esta coyuntura de fragilidad social y económica, en vez de hacer un esfuerzo constructivo, actuamos con sentido oportunista apostando el quebranto el país, sencillamente no estamos haciendo nuestra tarea”, expresó.
Para Quetglas, se trató de reconocer “la legitimidad del cambio y al mismo tiempo la necesidad de encauzarlo para no repetir cíclicamente nuestra historia pendular. Algunas prevenciones son justificadas, pero la necesidad de reconfigurar nuestro Estado es ineludible e indisimulable”.
Luego explicó que al ser un poder del Estado, “somos el poder que expresa la diversidad. Por eso el debate aquí no es un trámite, es un ejercicio esencial. Solo en los momentos oscuros de la humanidad, la política se organizó como un juego de justos y de réprobos. Esas prácticas, hoy replicadas en redes, solo nos traerán más angustia. Esto vale para el actual oficialismo, como valía para el anterior. La política enredada y desenfocada de las necesidades existenciales del momento reniega de la espiritualidad. Hoy esas necesidades son construir una agenda de reformas realistas y una conversación parlamentaria paciente, en la que el oficialismo asuma las limitaciones de su mandato y la oposición reconozca la gravedad del momento. Y para eso, además de disposición y capacidad técnica, hay que poner el alma”.
El diputado de la UCR fue más allá sobre su criterio, indicando que “es idénticamente negativo bloquear de manera absoluta y maliciosa a un gobierno legítimo por no compartir su programa -nosotros lo hemos vivido en otro tiempo-, como permitirle una mayoría circunstancial e imponer un programa que no atienda la complejidad Argentina”.
Además, mostro convicción cuando sostuvo que “los instrumentos los necesita el Gobierno. Pero las soluciones las necesita la sociedad. Con nuestras disidencias, dimos un paso que honra la pretensión de cambio de la sociedad argentina. Las palabras que usamos siempre, como democracia, libertad y justicia, necesitan acciones cotidianas y concretas”.
A su vez, pidió por “no dar cualquier salto al vacío” y recordó que “un rol de la dirigencia política es trabajar para evitar la crisis o, al menos, evitar su agravamiento. No para alentarlas o promoverlas”