A diferencia de los partidos políticos tradicionales que están pasando por una crisis de representación e identidad, el Radicalismo está recuperándose, creciendo en representación y perfilándose como una fuerza que dará pelea en las presidenciales del 2023.
El análisis de El País destaca, entre todas las nuevas figuras que están surgiendo, al neurólogo Facundo Manes.: “un hombre conocido en los medios de comunicación que obtuvo más de un millón de votos. No liderará la papeleta de Juntos por el Cambio —quedó segundo tras Diego Santilli, el candidato del PRO a Diputados— pero abrió una puerta impensable en una zona muy complicada. Ya que a estrategia comienza por recuperar la provincia de Buenos Aires, donde vota el 40% del censo nacional”.
“Puede haber una memoria colectiva que dice que a la UCR no le fue bien con la economía”, dice el diputado Negri consultado por el diario. “La crisis de 2001 la golpeó en su base social más importante, que son los sectores medios y urbanos. Por eso la sustituye el PRO en la capital y los centros urbanos grandes”, agrega. El regreso de la UCR tiene mucho que ver con la crisis actual del peronismo en el Gobierno, pero también con la mala imagen de Macri.
“Un partido puede existir, pero sin Buenos Aires no es alternativa. La competencia en Buenos Aires hizo verosímil que el radicalismo pueda ser de todo el país”, resume Negri. El avance de Manes pone fin, según la lectura del partido, al proceso de “provincialización” de la UCR. Hoy tiene gobernadores en tres provincias y controla decenas de municipios, pero carece de perspectiva nacional. “Se sentían culpables por la crisis de 2001″, dice Andrés Malamud, investigador Principal del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa. “Se unen al PRO para sobrevivir y cuatro años después están listos para ganar. El ambiente es de efervescencia, de optimismo y de mucha expectativa”, concluye.
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