El 3 de junio de 1922 el presidente de la Nación, Dr. Hipólito Yrigoyen, firmó el decreto por el cual daba por constituida la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación, marcando uno de los mayores hitos en la historia argentina.
La Primera Guerra Mundial fue el ícono que cambió la industria. También lo fue para la Argentina, un país que daba las primeras señales en la explotación petrolera, cuando su principal fuente de energía era el carbón, que el 95% llegaba desde Inglaterra.

El 13 de diciembre de 1907 se escribió el primer capítulo de la historia. Una cuadrilla perteneciente a la División Minas, Geología e Hidrología del Ministerio de Agricultura de la Nación Argentina perforó un pozo en Comodoro Rivadavia, hallando petróleo a 539 metros de profundidad. E inmediatamente estuvo en la mira de las grandes compañías mundiales. Era líquido, listo para ser utilizado y aportaba mayor cantidad de energía.
La iniciativa de Yrigoyen puso coto a las presiones que ejercían la Anglo Persian Oil Company, Royal Dutch Shell y la estadounidense Jersey Standart sobre el mercado petrolero argentino. Las reservas de nuestro país, de explotación incipiente, eran tentadoras para el mundo.
El decreto significó la decisión del gobierno nacional de involucrarse de modo más efectivo en la actividad petrolera, donde en años anteriores el Estado tenía impedido participar. El hidrocarburo ya era un recurso estratégico para las naciones en el período de post guerra: las industrias y las ciudades se desarrollaban a través del nuevo combustible.
Bajo la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear se designó al Ingeniero Gral. Enrique Mosconi como Director General de YPF, un militar e ingeniero civil que ocuparía el cargo durante ocho años, dedicando grandes esfuerzos para incrementar la exploración y el desarrollo de la extracción de petróleo.
Fue un hito fundamental en la construcción de la industria petrolera estatal, que enalteció la gestión de Hipólito Yrigoyen, y posteriormente la del otro presidente radical, Marcelo T. de Alvear.
Surgieron ciudades como Comodoro Rivadavia, Las Heras, Cañadón Seco, Caleta Olivia y Plaza Huincul. Implicó una movilización de recursos y trabajo en la construcción de la infraestructura, con barrios para los obreros, caminos, comunicación y escuelas.
La producción siempre superó con creces la del sector privado, y si bien no llegó a cumplir el sueño de autoabastecimiento que deseaba Yrigoyen, YPF fue la primera petrolera estatal integrada verticalmente en todo el mundo, significando esto que la empresa abarcaba casi la totalidad de los eslabones del circuito productivo del petróleo: extracción, refinación y comercialización.