
Visité Coronel Dorrego para hablar un poco sobre la película “1985, el Juicio a las Juntas”, y su excepcional trascendencia histórica. La charla fue en el Comité de esa localidad, con muy buena participación en la que todos aportamos a la valoración de este tema que nos enorgullece a los radicales.
Luego, con Raúl Reyes, intendente de Dorrego, hicimos un extenso recorrido por la ciudad para comprobar otra vez, el enorme potencial de la política cuando se la concibe como servicio, con el compromiso social que siempre debe tener.
Y digo otra vez, porque caminando la Provincia he llegado a muchas ciudades de diferentes zonas, a otras más cercanas las transito habitualmente, y en todas ellas encuentro el mismo resultado. Me refiero a ciudades con intendencias radicales, (con esto no digo que no ocurra lo mismo en otras ciudades gobernadas por otro partido político) en las que la política tan criticada y denostada universalmente por los medios de comunicación, ha funcionado lo suficientemente bien como para que en cada una de estas ciudades pueda notarse la corrección de los Gobiernos, y el progreso que han generado en los últimos años. Aprecié la inversión en Salud, Hospital cuidado y con tecnología, importantísima obra para un nuevo edificio para Shock Room del Hospital, Escuelas en perfecto estado, desarrollo urbano, servicios, clubes pujantes, especialización económica, preocupación y soluciones para la ausencia de agua potable, ausencia virtual de inseguridad, etc. etc. etc.
Esta vez fue en Coronel Dorrego; pero en estos tiempos visité Pellegrini, Arenales, Rojas, Arrecifes, Alvear, Lobería, Madariaga, Tandil, Rauch, Ayacucho donde vivo, (y sé perfectamente que en otros lugares con gestiones radicales ocurre lo mismo), y en cada lugar se puede encontrar ciudades que funcionan bien, donde las autoridades políticas no pertenecen a ninguna casta, si por casta se entiende una especie de asociación ilícita con intereses puramente personales. Son políticos, todos. Políticos que han generado bienestar, que no se han enriquecido, que trabajan mucho y cuyo esfuerzo puede verse recorriendo las ciudades, sin demasiada posibilidad de error. Ciudades con intendentes radicales que cumplen con su función, con mayor o menor brillo, pero valorando el honor que para un vecino significa ser autoridad de su pueblo o ciudad. Esto existe por todas partes. Mucha gente, intendentes, concejales, consejeros, autoridades partidarias, hacen política sanamente pensando en su gente, en el interior provincial. A los ciudadanos les consta, y los reeligen permanentemente. También los hay en otros ámbitos. No lo dudo.
En tiempos en que los medios de comunicación, con una mirada absolutamente centralista, descalifican por completo la actividad política, resulta importante decir que hay muchos ejemplos que han demostrado y demuestran cada día otros valores. Que priorizan correctamente las acciones, que caminan libremente por sus lugares, que son permanentemente interpelados por sus vecinos, que hacen crecer sus distritos. Que llevan adelante muy bien una tarea que no es sencilla, bajo ningún concepto. Nada de esto se analiza cuando se da crédito a una antipolítica que en realidad no lo es. Y que de ninguna forma será mejor. Los distritos radicales de la Provincia dan testimonio permanente de la “buena política”.
Quizás tengamos un trabajo urgente en la tarea de hacerlos cada vez más visibles para el gran público, pues desacreditan el viejo prejuicio de que los radicales “no saben gobernar”, y el nuevo en que la política, es “mala palabra”.
Pablo Zubiaurre
Profesor de historia y escritor
Exintendente de Ayacucho
Miembro de la Mesa Comité Provincia UCR