Este es el título de la columna que el economista Eduardo Levy Yeyati publicó en “Americas Quarterly”, portal dedicado a la política, negocios y cultura en las Américas. Allí efectuó un análisis de la situación del país con el comienzo de la etapa “Massa” al frente de un polifacético ministerio de la Nación.
Yeyati analiza lo político, lo económico y el desenlace que podría tener la Argentina en los meses siguientes, en la previa a un año electoral trascendental como lo será el 2023.
En la extensa columna, el economista de la Fundación Poder Buenos Aires, del Comité Provincia de la UCR, expresa que “Massa, político más que economista, presumiblemente ha sido autorizado por Cristina Kirchner para seguir adelante con los mismos ajustes. ¿Por qué su cambio de corazón? Una explicación es puro pánico: Kirchner había estado jugando un peligroso juego de desgaste, con la intención de desligarse de políticas impopulares, aunque inevitables, pero ahora comprende que empujar al gobierno al abismo también la derribará a ella”.
A esto le señala: “¿Por qué ‘presuntamente’? Porque ninguna de las tres variables de la política que hay que corregir -los subsidios, el tipo de cambio y la tasa de interés- estará en manos del equipo de Massa”.
Yeyati continúa diciendo que “a decir verdad, el Banco Central subió las tasas de interés la semana pasada, pero la esperada aceleración de la inflación en julio probablemente mostrará que la política monetaria aún está rezagada. Además, el gobierno ya perdió la batalla de los subsidios este año, junto con muchos recursos fiscales, y parece reacio a devaluar el tipo de cambio, un movimiento que a menudo se considera una capitulación política”.
En su análisis político –y de Massa-, indica que “paradójicamente, los temores políticos asociados con las próximas elecciones presidenciales de 2023 desencadenaron los cambios en el Ministerio de Economía en primer lugar, pero es probable que esos temores también limiten el progreso que puede resultar de los cambios. Massa es un populista con ambiciones presidenciales; como diputado, alimentó el déficit fiscal con exenciones tributarias y una moratoria de la seguridad social. Es poco probable que haga mucho en términos de ajuste cuando es probable que pague el costo político”.
A su vez, considera que “en el caso improbable de que lo haga, Cristina Kirchner se verá tentada a presionar para reanudar la ola de gastos tan pronto como disminuya la tensión financiera, limitando cualquier ventaja a corto plazo. Por lo tanto, el mejor de los casos es un repunte leve y de corta duración seguido de una confusión hasta mediados de 2023, cuando las expectativas cambiarán hacia la próxima administración”.
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